jueves, diciembre 29, 2011

Capitulo 18

Una pintura en la pared. El retrato de una llave de antaño. Una cerradura vieja y oxidada. Se podía observar que desde hace ya varios siglos nadie hacia uso de ella.
Sus ojos rojos miraban directamente a la pintura. Hipnotizados... su cara de porcelana se veía decorada con una pequeña cicatriz cerca del pómulo derecho simulando una lágrima... No existía espacio para ningún otro sentimiento en este ente infernal, solo odio y deseos de venganza... La corroían los celos de no ser ella la que estuviera "afuera", en el mundo real, si no que solo Samanta pudiera disfrutar de las delicias de estar "vivo" y de sentirse "util" para alguien más... de sentir ese "amor" del que muchos humanos utilizan de inspiracion para crear las más exquisitas obras de arte. Era urgente encontrar a Samanta y hacer el "enlace"... el tiempo se estaba agotando y ellos se estaban acercando.
Lusseia se pone de pie y camina por toda la habitacion, de un lado para otro, como que si estuviera buscando algo... de pronto encuentra un pañuelo... que envolvía algo... muy brillante. Lusseia estaba ansiosa, desesperada por atraparla, y para eso usaría todos los recursos que fueran necesarios y no la dejaría llegar nunca al corazon, nunca!. La coloca sobre la mesa y comienza a dibujar en el suelo ensangrentado un triángulo y un círculo en el medio. Abre el pañuelo y una extraña piedra negra pero muy brillante danzaba ante sus ojos, su superficie lisa creaba una alteración visual.... parecía sólida pero... pequeñas gotas derretidas se deslizaban por los bordes... como que si estuviera ardiendo por dentro. La coloca en el centro del círculo en espera de la escalofríante escena de invocación. Cierra los ojos y comienza a murmurar palabras en idiomas olvidados... sus manos y piernas se comienzan a mover solas, danzando en medio de la oscuridad... la única luz que existía era la de la esfera. Lusseia abre los ojos fascinada con lo que esta por suceder.
Un pequeño agujero rojo aparece en la parte superior de la esfera. Humo y unos diminutos dedos rojos se asoman por el orificio. Luego una cara roja y unos ojos verdes invaden la habitacion en su totalidad, como que si estuviera siendo proyectada por una cañonera hacia una pared... asi se miraba... solo que en esta ocasion " el demonio" era tangible y atemorizante... Lusseia no sabía si gritar, llorar o petrificarse del terror que estaba sintiendo. Jamas había tenido que llegar hasta este punto...
Lusseia respiro profundo y tomó una bocanada de valor para articular palabra.
Oh gran Byleth, demonio poderoso de las tinieblas... haremos la transacción que en antaño me propusiste... Te entregaré mi alma a cambio de poder y felicidad...
Ja ja ja ja ja - Carcajeó el demonio, al ver la desesperación de Lusseia. Los humanos son tan predecibles, Phérida, y tu eres la más predecible de ellos. La "transacción" tiene un costo, y ..... Oops! se me olvido decirtelo. Tu me pides poder y felicidad, yo te pido alma y ojos... estas de acuerdo?
Lusseia, presa de su locura, aceptó. Una explosión de fuego rojo y amarillo se apoderó de Byleth y Lusseia en el centro de la habitación. Estaban levitando. Miles de almas en pena salieron de la esfera y comenzaron a rasguñar la ropa de Lusseia y en cada rasguño goteaba un congelado manjar azul.. (era su alma) gota a gota se escapaba de lo que algún día fue "su reservorio"... Lusseia sentía como poco a poco era menos humana... Luego... entre sombras y susurros ve como se acerca el demonio, con una especie de cuchara... "solo un segundo más y terminamos... un poquito de molestia..." El artefacto se hundió en la cavidad ocular derecha arrancando musculos, nervios y conjuntiva. Luego el lado izquierdo. Ahora el toke final: Miles de almas en pena salen despavoridas al encuentro del cuerpo de Lusseia y se estrellan, salpicandola de materia... la materia se solidificó y se fue moldeando de acuerdo a la imagen que Lusseia tenía en su mente. Se aferraron hasta las entrañas.
Un grito desgarrador perturbo la paz nocturna, y Cuervo despertó. Corrió hacia la habitación de Lusseia y la observa... Ya no era la misma... Se había convertido en un demonio...

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